Sin
duda uno de los monumentos más característicos de la ciudad,
el puente de Batanes fué por tres siglos un muy importante medio
de comunicación entre las provincias de Guanajuato y Michoacan.
De
una gran solidez, este singular monumento ha sido fiel testigo de la
historia de esta noble ciudad prácticamente desde su fundación.
Corresponde también a Fray Andrés de San Miguel la construccion
de este puente, su gran capacidad y notable conocimiento sobre hidráulica
fueron el soporte para el buen culmen de una obra que ha resistido por
incontables ocasiones los fuertes embates del caudaloso Lerma.
De
acuerdo con la naturaleza de su uso, esta joya colonial Salvaterrense
presentaba dos torreones flanqueando sus extremos, estos tenían
como finalidad el cobro por derecho de pontaje en beneficio de la orden
de los Carmelitas Descalzos. Sobrio en su concepción, el Puente
de Batanes presenta catorce ojos, 16 estribos y dos corta-aguas; originalmente
sus medidas se especificaron en cinco varas de ancho por doscientas
catorce de largo, es todo de piedra y conserva en gran medida el sabor
y carácter que solo concede el tiempo y la historia